Humano versus máquina –o la supremacía del híbrido- . de Alex Mariscal


Definitivamente, tal como lo anuncia el programa de mano del Octavo Festival Internacional de Danza Contemporánea (PRISMA 2019), el viernes 11 de octubre la alemana Julia María Koch aparece con su pieza SIR en el escenario del Teatro Anita Villalaz sin máscaras. Solo viste una peluca rubia y dos piezas de material transparente que no esconden sino que muestran una anatomía femenina elongada y lentamente tallada por el entrenamiento en el oficio de la danza. Por la calidad, la fuerza, la velocidad y ritmo de los movimientos, la característica repetitiva y la sensorialidad que logra comunicar la intérprete, quien es también la creadora de la coreografía, seguro va asiluetándose en el imaginario del espectador esa ya larga preocupación de la humanidad por el invento de la máquina; especialmente, en la última etapa, con la supremacía de la cibernética. ¿Acaso el hombre será robotizado y dejará de ser humano? Ya existen en algunos países implantes de microchips de un app en la muñeca para pagar el metro, hacer las compras. La pieza, en su elegante y agresiva poética, causa asombro, tanto por el tema como por la destreza física, la apropiación de un movimiento intenso, cargado de energía y sensorialidad que, aunque pareciera a ratos contenerse, logra trasmitir la angustia de SIRI al transitar de una naturaleza a la otra. SIRI es atractiva; pero, por compleja, desata múltiples preguntas. Estas dos entre ellas: ¿vencerá el hombre a la máquina, o será vencido por su propia creación?; o, como lo plantea el programa, ¿será irresponsable adentrarnos en los mundos de la inteligencia artificial?

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