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Sin tiempo y sin espacio para mariposas en el estómago, por Alex Mariscal

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El día 10 marzo del presente, al encender mi teléfono vi un cartel publicitario titulado: “Sin retorno”. El título me resultó interesante. Estuve toda la tarde, inútilmente, luchando para comprar en línea, pero la red informática y mi banco no se alinearon. Y es que a veces uno está destinado, como en las ficciones, a ser parte de un evento pese a los enredos planetarios. Porque, gracias a un “Deus ex machina”, pude conseguir entradas.  Efectivamente, CÍA. Gramo Danse presentó, en su sala XIELO, el espectáculo “Sin retorno”, dirigido y coreografiado por la colombiana Angélica Acuña. Leí en el programa digital: “Y es que a veces estamos destinados a ser los dueños de nada, a sentir la desesperanza de la inestabilidad y a montar una carrera contra el tiempo y una pelea contra la imposibilidad de conseguir dónde meter la cabeza…” En las notas añadían que el espectáculo combinaba teatro físico y danza. Varias ideas comenzaron a darme vuelta en la cabeza, dado que en el pasado solo había v

El Cuadrilátero del lenguaje teatral genuino, de Alex Mariscal

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El “ensayo teatral” es, según la concepción de Bartis, el territorio mágico de donde surge cualquier expresión genuina para el arte de la dirección.  Tal concepto parece muy abstracto, pero por lo contrario es absolutamente concreto, personal, infinito en sus posibilidades y limitado solo por el proceso de producción. La experiencia del director coartada por el tiempo nunca alcanza para atrapar todos los misterios de este territorio. El único atajo que puede tomar el aprendiz de director es, y es lo que yo mismo a diario intento en la práctica, construir una especie de bitácora (ruta de viaje) que me guíe hacia los caminos de la creatividad dentro de los propios misterios del teatro y no a partir de las convenciones más tradicionales. Uno de los principios más importantes dentro de este territorio es comprender que entre más humano y concreto es el hecho teatral, más trascendental será la puesta en escena para el espectador; lo contrario también es cierto, entre más complica

Pinceles sobre una escena trasparente, de Alex Mariscal

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fotos de Eduard Serra  Xin Dance Theatre, de China, encargada de clausurar la octava edición del festival Prisma la noche del 13 de octubre de 2019 en el Teatro Nacional, es una compañía nueva fundada en 2014 por Xie Xin, quien antes había bailado para Sidi Larbi Cherkaoui, coreógrafo belga que incorpora en su trabajo las enseñanzas de Wiiliam Fortsyth, Pina Bausch y Tyrsa Brown. «El estilo llamativo de Xie Xin presenta movimientos expansivos e intensivos realizados con gran elegancia, pero con profunda conexión espiritual», dicen las notas de programa. Al enfrentarse a este universo que cobró vida gracias a los intérpretes Xie Xin, Hu Shenyan, Liu Xuefang, Wang Quizhi, Liu Xue, Tu Yo Zhen, Ma Siyuan y Fan Xiaoyun, bajo la exquisita música de Jiang Shaofeng Yin Yi, uno no puede menos que coincidir con lo que estas notas enuncian. Los movimientos son sencillos, pero el motivo que los genera es muy complejo y polisémico. Cuando uno tiene el privilegio de observar a grandes

Lo que se ama mucho nos devora, de Alex Mariscal

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Uno  de los aspectos poderosos de la pieza By the Skin of Your Teeth, presentada en el Teatro Ateneo la noche del 12 de octubre de 2019 en la penúltima función del festival Prisma, es la música que se cuela en los huesos. Está hecha de notas muy largas que dan paso a otras en semitonos hacia arriba en la escala, con transiciones en las que es difícil percibir cuándo termina una y cuándo inicia otra, excepto por los golpes de sonidos sueltos que martillan marcando aparentemente un compás. ¿Es solo la grabación del viento a gran altura o una composición electrónica? El punto es que genera en el espectador la sensación de una energía muy potente que lo mantiene en ascenso. El otro aspecto es que la coreografía es «sencilla». Los movimientos con que las bailarinas María Rixthon y Ann-Flore de Rochambeau la inician así lo señalan. Son discretos movimientos repetitivos de los brazos de un lado a otro y de arriba hacia abajo. ¿Están acomodando cajas en un almacén? ¿Tirando de una cuer

Humano versus máquina –o la supremacía del híbrido- . de Alex Mariscal

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Definitivamente, tal como lo anuncia el programa de mano del Octavo Festival Internacional de Danza Contemporánea (PRISMA 2019), el viernes 11 de octubre la alemana Julia María Koch aparece con su pieza SIR en el escenario del Teatro Anita Villalaz sin máscaras. Solo viste una peluca rubia y dos piezas de material transparente que no esconden sino que muestran una anatomía femenina elongada y lentamente tallada por el entrenamiento en el oficio de la danza. Por la calidad, la fuerza, la velocidad y ritmo de los movimientos, la característica repetitiva y la sensorialidad que logra comunicar la intérprete, quien es también la creadora de la coreografía, seguro va asiluetándose en el imaginario del espectador esa ya larga preocupación de la humanidad por el invento de la máquina; especialmente, en la última etapa, con la supremacía de la cibernética. ¿Acaso el hombre será robotizado y dejará de ser humano? Ya existen en algunos países implantes de microchips de un app en la muñeca

Irrupción en la estación del metro, de Alex Mariscal

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Algo inusual ocurre a las 4 de la tarde de hoy viernes 11 de octubre de 2019 en la ruta del metro, Estación de Albrook. Se arma un cuadrilátero: cables, cámaras, bocinas y un rectángulo de linóleo negro sobre el piso. Los transeúntes, curiosos, detienen su paso y husmean, se arriman, esperan, pese al calor y la estridente sinfonía férrea del tren. Y lo que ha de suceder sucede: entra al tinglado una joven menuda, Hemda Ben Zvi, entrenada desde su temprana adolescencia en el circo, y luego Amir Guetta, con doce años de experiencia en capoeira. Apenas iniciado el encuentro, la lucha se torna agresiva. En medio de flirteos de piruetas acrobáticas y katas muy complejas, o de secuencias de saltos mortales, los púgiles comienzan a tener contactos, empellones, golpes, y caídas. A veces ella parece estar gravemente herida, y el público lo cree. Entonces, sorpresivamente, ella se levanta y se mofa de él mostrando su superioridad; el público ríe y aplaude a la astuta clown. Así alternan,

El grito que no tiene orejas ni relojes, de Alex Mariscal

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foto de Eduard Serra Al observar la escena de The Man who Traveled Nowhere in Time, que traduzco como «El hombre que no cambia en el tiempo», se proyecta en mi imaginario la serie de pinturas del noruego Edvard Munch, cuyo título original en noruego es Skrim, en español «El grito». En escena, la composición coreográfica de esta pieza, bajo la responsabilidad de Kyra Jean Green, se construye con una frase de pocos movimientos que se acentúan en intensidad, y, en un empecinamiento por la repetición similar a la de un organismo autista o en epilepsia, los otros bailarines reiteran en canon estridente o mecánico el fraseo. A ratos se perciben como un grupo de robots que intentan gritar con toda su energía y con gran desesperación a ese otro que permanece sin escuchar, sin ver, sin reaccionar, para que se mueva, despierte y escuche. Esta dinámica se mantiene y da crecimiento al espectáculo de la compañía Trip the Light Fantastic (Canadá), cuyos intérpretes logran mantener la ene