El futuro está del otro lado del muro, de Alex Mariscal

Desde que tengo uso de razón escucho este estribillo, muy trillado en la actualidad, de boca de los políticos de mi país: «Los niños son el futuro de la patria». Pero el accionar político, económico y social de la mayoría de ellos cuando logra la preciada silla del poder no se orienta según este enunciado. La tarde del sábado 12 de octubre, cuando observaba en el Instituto Nacional la coreografía de David Dorfman y Kellie Ann Lynch, directores del grupo David Dorfman Dance, llevada a escena por un grupo de niños y adolescentes de programas sociales que trabajan a través de la danza, me pregunté: ¿no sería extraordinario que todos los niños de la patria tuviesen estas oportunidades? ¿No piensan ustedes lo mismo? Porque hay niños que no tienen la fortuna de haber salido de su calle, ni de haber cruzado el muro de su manzana, ni, por diversas razones, de haber rebasado los límites de su municipio. Mucho menos de haber asistido a un teatro, o a una clase de arte. Al observar a esta veintena de bailarines orgullosos, alegres, entusiastas, reafirmé la invalorable función del arte, en este caso de la danza, en la construcción de la individualidad, la seguridad en sí mismo, el trabajo en equipo. Y esto ha sido posible gracias a la acertada visión del Festival Internacional de Danza Contemporánea de Panamá, PRISMA, ya en su octava versión. «Exploramos alegría e individualidad», indican las notas de programa. Técnicamente, me comentó el coreógrafo Dorfman, «comenzamos con los fundamentos de cómo entrar y rodar sobre el piso y luego trabajamos a partir de movimientos que ellos traen consigo, de la cultura pop». Más allá de los aspectos técnicos, el resultado de este laboratorio es precisamente lograr que estos chicos puedan, en un doble sentido, cruzar los límites de la realidad y de lo imaginario. También cruzar la calle, el muro, las fronteras de lo conocido a un mundo donde cada uno puede apoyarse en el hombro del otro y, en equipo, saltar todas las barreras y echar a volar la imaginación. Estos niños y jóvenes titularon su pieza: Do Thoughts Think They Are Lost /We Fly Toguether (Los pensamientos piensan que están perdidos / podemos volar juntos). Porque ellos ya visualizan un futuro, porque la patria no es un estribillo vacío, sino lo que una colectividad participativa construye para hacernos mejores. 
(Tomado de Prisma  corpoblog 2019: 
 Con fotos de Eduard Serra 

Comentarios

  1. En el 2019, durante este festival tuve la oportunidad de participar como parte del taller convocado pro el Festival Internacional de danza Prisma, para hacer la cobertura crítica de todas las presentaciones del festival. Fue una experiencia formativa y lúdica extraordinaria.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Te invito a dejarme un comentario

Entradas populares de este blog

Desaparecidos, de Alex Mariscal